El de Burgos pasa por ser uno de los
himnos más largos de su género con unos cinco minutos. Sus
autores: el poeta palentino Marciano Zurita y Rodríguez y el
compositor burgalés Rafael Calleja Gómez.
Lo compusieron en los años 20 y la primera vez que se escuchó en nuestra ciudad
fue el 28 de junio del año 1926. El propio maestro Calleja dirigió a las bandas
militares de San Marcial y de Ingenieros y al coro de 200 niñas y niños que lo
interpretaron. Dos meses después el gobierno lo adoptó, hizo crear dos mil
ejemplares y de lo que obtuvieron en ventas lo donaron al hospital San Juan,
además hicieron un agradecimiento para Zurita y Calleja. Actualmente una de las
calles de Burgos tiene el nombre de dichos autores.
La partitura original
de Rafael Calleja Gómez fue donada por su viuda e hijos al Ayuntamiento
de Burgos en 1939,
y desde entonces estuvo guardada en la Sala de Jueces del
Ayuntamiento. En octubre de 2004 fue
trasladada al Archivo Municipal,
donde fue restaurada y es custodiada hoy en día.
Aunque los autores han hecho grandes
trabajos, a veces no se les reconoce, dando más importancia al himno. Muchas
personas se saben el himno, y lo cantan con solemnidad, pero no reconocen a sus
autores.
Compuesto en el estilo del género chico, al que se dedicó
casi por entero el maestro Calleja, con cierto aire de pasodoble en sus dos
estrofas centrales, resulta particularmente emotivo y acertado al cantar a
Burgos como "robusto poema tallado en granito", o al entonar los
versos "Tierra Sagrada donde yo nací, /suelo bendito donde
moriré"...con la melodía de una de las más conocidas marchas de la ciudad.
Está compuesto de una introducción
instrumental de medio minuto, seguida de la letra que tiene dos estribillos. En
la letra los ritmos van cambiando de velocidad y a medida que el himno va
acabando coge más fuerza. El himno contaba con más estrofas, las cuales
hablaban del campo, sus tierras y habitantes. Fueron eliminadas en algún
momento del pasado, si bien no se sabe cuándo ni por qué.
Existen varias grabaciones
discográficas de la obra, entre las que destacan las del Orfeón Burgalés,
dirigidas en sendas ocasiones por Ángel Juan
Quesada y por Salvador Vega.
Hoy, cerca de un siglo después, es
posible escucharlo en las fiestas y en citas importantes del año. Es uno de los actos
más esperados y emotivos de los Sampedros, cientos de gargantas reunidas
cantando unidas el himno a Burgos. Y puntualmente todas las noches a las
22.00h, en uno de los bares contiguos a la catedral, en un acto que bien
podríamos definir como de orgullo patrio y acontecimiento turístico por igual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario